Economía y Finanzas
¿Aviones por trenes? Este estudio rebate un polémico debate en Europa
Francia será el primer país europeo en dejar de realizar vuelos que puedan reemplazarse por viajes en tren de menos de 2,4 horas. Sin embargo, un estudio del sector aviación demuestra que la construcción de infraestructura ferroviaria supondría un costo ambiental mayor que la suspensión de traslados por avión. La medida incentivaría el mayor uso de automóviles, indica el reporte.

Un estudio encargado por el sector de la aviación rebate que sustituir vuelos de corta distancia por trayectos en tren tenga un gran impacto en la reducción de emisiones de CO2, pues la producción de cemento y acero ligada a la construcción de líneas férreas implica liberar dióxido de carbono.
“Además, no hay garantía de que los pasajeros cambien del avión al tren u opten por viajar en automóvil, lo que podría conducir a mayores emisiones de CO2”, señala el informe elaborado por la consultora Oxera para el Consejo Internacional de Aeropuertos, la Organización de Servicios de Navegación Aérea Civil y la Asociación de Aerolíneas de Regiones Europeas.
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Las plataformas ecologistas reclaman desde hace tiempo que se prohíban los vuelos de muy corta distancia, y Francia se convertirá en abril en el primer país de la Unión Europea (UE) en hacerlo, suspendiendo las conexiones aéreas que se puedan hacer en menos de 2,4 horas en tren, lo que incluye trayectos de París a Burdeos o Lyon.
Descarbonización como prioridad
El estudio señala que “la descarbonización de la aviación estará muy avanzada cuando se despliegue una infraestructura ferroviaria comparable” y subraya que “la construcción de nuevas líneas ferroviarias tiene un alto coste medioambiental por el CO2 de emisiones asociadas con la producción de cemento y acero”.
En concreto, indica que la huella de carbono de los trenes de alta velocidad es de “entre 96 y 270 toneladas de CO2 por kilómetro de vía al año”, con una variación “significativa” en función del terreno que atraviesan las vías.
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Así, a la infraestructura de la línea Vitoria-Bilbao-San Sebastián-Frontera francesa, conocida como la “Y” vasca, en España se le atribuyen 251.000 kilos de CO2 por kilómetro de vía al año, mientras que un vuelo que recorra los 400 kilómetros que separan Madrid y Bilbao emite 50 kilos de dióxido de carbono por pasajero, según cálculos de la Organización de la Aviación Civil Internacional.
Si los vuelos son reemplazados por coches
El estudio, que además de la posible sustitución de vuelos por trayectos en coche y en vez de en tren, se refiere también a la hipotética “deslocalización” de vuelos hacia aeropuertos de fuera de la UE e incide además en el impacto socioeconómico de esas infraestructuras de transporte.
“Los aeropuertos y las aerolíneas regionales son cruciales en el desarrollo económico y social de su región, ya que aseguran que las economías locales puedan acceder a centros económicos más grandes. Son claves para la política de cohesión de la UE y herramientas esenciales para reducir las desigualdades territoriales y sociales”, añade el informe.
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En ese sentido, recuerda que, según datos del Parlamento Europeo, el sector de la aviación “sustenta alrededor de cinco millones de puestos de trabajo y aporta 110.000 millones de euros al PIB europeo al año“, mientras que si se incluyen los “efectos indirectos, estas cifras ascienden a 12 millones de puestos de trabajo y al menos 700.000 millones de euros en el PIB“.
En sus conclusiones, el estudio señala que “en general, proporcionar una gama de opciones de transporte y fomentar la intermodalidad entre ellos es probable que ofrezca la mejor solución desde un punto de vista social, económico y ambiental”.
EFE
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