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Conoce a tres ejecutivas peruanas que tienen puestos de liderazgo regional y global

Daniela Maúrtua, Sandra Woolcott y Úrsula Rodríguez tienen algo en común: lideran equipos en compañías globales. En entrevista con Forbes, cuentan de qué se trata ser mujer en sus cargos, cómo gestionan situaciones incómodas y los fundamentos de su crecimiento profesional.

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Mujeres peruanas  | Estas tres ejecutivas lideran organizaciones globales: conoce cómo lo hacen
Fotocomposición con imágenes de ABB, Aje Group y AstraZeneca

La brecha de género en el sector privado es un asunto retador, pero más aún en posiciones de liderazgo, roles en los cuales se toman decisiones que definen el mediano y largo plazo de una organización. 

En efecto, según el Ranking PAR de Aequales, en Latinoamérica, solo el 24% de los ejecutivos en presidencias ejecutivas es mujer.

En este contexto, Forbes Perú presenta tres historias de mujeres ejecutivas peruanas que hacen parte de esa minoría y ocupan posiciones directivas en organizaciones globales. ¿Cuál es su estrategia para liderar? ¿Qué situaciones incómodas han enfrenado en su carrera y cómo las gestionaron? ¿Qué consejos les dan a las nuevas generaciones de mujeres ejecutivas?

Daniela Maúrtua: “Me siento como una embajadora de mi país”

Daniela Maúrtua Briseño-Meiggs, global communications & marketing manager de la línea de negocio de Gearless Mill Drives de ABB (GMD), Foto: ABB.

Hace apenas tres meses que la comunicadora peruana Daniela Maúrtua Briseño-Meiggs asumió la gerencia global de comunicaciones y marketing de la división Gearless Mill Drives (GMD), vinculada a equipos para minas, de la corporación industrial suiza ABB. Tiene 40 años recién cumplidos, tiempo en el cual no solo trabajó en agencias de publicidad como Saatchi & Saatchi, lideró gerencias en Cable Mágico (la actual Movistar) y Siemens (enfocándose en la comunicación corporativa de la firma). También ha construido una familia.

Esa experiencia, confiesa Daniela a Forbes, fue la que le permitió crecer en su carrera. Primero, dirigió la gerencia de comunicaciones de ABB en Perú. Luego, a mediados de 2021, en medio de una reorganización de la compañía a nivel internacional, asumió la misma posición en América Latina. Y, desde enero pasado, está a cargo de la misma división a nivel global.

Su nueva posición conlleva un reto común para quienes lideran cargos globales: la diferencia horaria entre los colaboradores, ubicados en diferentes partes del planeta. En su caso, supone empezar la jornada por la madrugada (pues reporta a su jefa que vive en Australia), terminarla más tarde de lo normal y, en el medio, encontrar espacios para la vida personal y, con ello, el balance. “Así nos estamos manejando la mayoría de las personas que estamos en cargos globales”, dice la ejecutiva que radica en Lima.

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Si algo le permitió crecer en su profesión, dice a modo de autoanálisis, ha sido su disciplina, la experiencia aunada y la filosofía de que el “talento no tiene género”. Justamente, en ABB busca que en 2030 el 25 % de sus puestos de alta dirección en todo el mundo sean liderados por mujeres (lo que implicaría duplicar la métrica actual) y que la contratación de talento femenino en la compañía aumente en 50 %.

En ese sentido, Maúrtua sabe que el reto existe en su propio equipo, el cual está integrado por 12 personas que provinene de Perú, Chile, Brasil, Europa y Dubai. Del total, solo dos son mujeres (incluida ella). “Sabemos que todavía existe una diferencia [entre mujeres y hombres] en los puestos que son manejados gerencialmente a esta escala y la empresa es totalmente consciente”, afirma. Ante ello, ABB se ha propuesto emplear mujeres en diferentes puestos en las áreas ingeniería, management, producto y marketing.

La brecha se vive a diario. Aunque aclara que no ha sido recurrente, a lo largo de su carrera, Maúrtua cuenta que se ha topado con situaciones incómodas particularmente en reuniones donde la mayoría son hombres. Lo ilustra con una situación: una reunión en la que se requiere tomar notas. “En una reunión en la que predominan hombres, (los participantes) voltean y todos miran a la mujer. Todos pueden tener la habilidad de escribir y apuntar, pero de alguna manera te quieren dar un cargo de asistente o algo por el estilo y uno está ahí para la función que tiene. No me ha pasado en el puesto actual”, dice. En estas circunstancias, Maúrtua esgrime que se ha blindado con profesionalismo. “Cuando se han dado estas cosas, he dejado en claro cuál es mi función”, dice.

“Sí, he tenido esas experiencias, ante las que algunas personas bajaban la cabeza, se sienten incómodas, se ponen un poco más sumisas. En mi caso no lo era, porque he tenido siempre muy en claro que nadie me regaló lo que tengo. Yo he llegado con esfuerzo, dedicación, sacrificio, a los puestos que estoy asumiendo”, sostiene.

No obstante, señala que las ahora más comunes videollamadas de trabajo permiten reducir los sesgos machistas. “Ya no se da tanto tiempo para que esto pase”, dice. La vuelta a la presencialidad o al trabajo híbrido exige poner atención sobre la problemática para evitar momentos incómodos, comenta.

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¿Qué consejos les da a las mujeres que desean crecer profesionalmente en ambientes donde la brecha de género es una realidad? Para Maúrtua, se trata primero de trazarse objetivos, desarrollarlos y enfocarse en ellos. Para ello, a quienes recién inician su carrera, las anima a buscar experiencias para aprender y salir de su zona de confort. “Anímate a probar cosas diferentes, porque te puede encaminar”, dice. ¿Y si lo logras? A juicio de la ejecutiva, ocupar una posición global conlleva mucho más que ser profesional en lo que haces. Implica poner atención a cómo te relacionas con los demás, pues eso –resalta– influye en la imagen que creas de tu cultura, tu país. “Yo también, como mujer peruana profesional, me siento como una embajadora de mi país”, sostiene.

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Sandra Woolcott: “Cuando la gente siente que respetas sus culturas y sus creencias, puedes interactuar de una manera sana”

Sandra Woolcott, gerente global de transformación digital de Grupo AJE. Foto: Grupo AJE.

La gerente global de transformación digital de Grupo AJE– Chief Information Officer (CIO), en inglés–, Sandra Woolcott, nunca se imaginó cuando tomó la decisión de elegir una carrera que se enamoraría de la tecnología. Entonces, su ilusión era ser doctora. Se presentó al examen de admisión para ingeniería en sistemas, lo pasó y decidió empezar a cursar. También se presentó a medicina, pero los resultados de la evaluación iban a tardar y en la universidad donde se graduaría finalmente como ingeniera no podían esperarla. Tampoco su mamá –a cargo de ella y sus tres hermanos (ella es la menor)– podía asumir el costo de dicha espera, cuenta Woolcott a Forbes.

“Si tú me preguntas, [la ingeniería] fue el viaje más hermoso de mi vida’, dice Woolcott a sus casi 50 años. En efecto, la ejecutiva ha vivido la vorágine de la evolución de su sector: hace 20 años se embarcó en la inteligencia de negocio trabajando para Belcorp, entusiasmándose con los insights que ofrecen los datos ordenados; y hace 10, en la transformación digital.

Así, a los 26 años, en la multinacional de belleza, ocupó por primera vez un puesto regional como jefa de aplicaciones, y a los 32, asumió la gerencia corporativa de la firma en la misma división. 

“Tuve la fortuna de que en mi carrera y en las empresas en las que trabajé siempre estuve en la cresta de la ola”, dice. “Llegué a ser CIO de Aje Group en un momento en el que tengo mucha experiencia. Me ha tocado ser muy flexible, adaptarme a los cambios”, agrega. Explica que su función implica proveer la tecnología al grupo, los procesos y apoyar el cambio cultural, una labor que realiza con el equipo de talento humano. 

Reconoce que desde la universidad las mujeres han sido la minoría en tecnología. “Estamos trabajando para impulsar la presencia de la mujer en tecnología”, dice y comenta que una de esa iniciativas es el trabajo remoto para empleados que requieren atender asuntos del hogar.

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Actualmente Woolcott lidera un equipo de 60 personas en 20 países de 4 continentes. Hoy su corporación busca promover el respeto y la hermandad, acota la ejecutiva. ¿Es posible para una mujer liderar e impulsar dichos valores ante culturas en las que la relación con el hombre no es siempre horizontal? Para Woolcott, sí lo es. “Uno logra eso a partir de resultados y respeto”, responde. “Cuando la gente siente que respetas sus culturas y sus creencias, puedes interactuar de una manera sana”, completa. Para eso, observa que es importante: manejar el idioma, saber cómo interpretarlo y escuchar y respetar las jerarquías. “Mi objetivo final es que lleguemos a un acuerdo”, prioriza. 

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“Me encanta pensar que, visto del lado de los hombres, puede que las mujeres tengamos algunas ‘rarezas’. Pero esas ‘rarezas’ se pueden volver grandezas, en la medida que cada uno se haga respetar y sepa aprovechar cada oportunidad para demostrarles que somos capaces de hacer lo que nos proponemos y de dar la milla extra. (…) El talento no tiene género. El punto es cuántas ganas le pongas a las cosas que quieres”. Sandra Woolcott, gerente global de transformación digital de GRUPO Aje

La ejecutiva, mamá de trillizos – dos adolescentes y un “ángel” que partió hace 9 años- cuenta que encuentra en su familia “esas ganas para salir adelante”. “He aprendido a conciliar las satisfacciones de mi trabajo y carrera con mi vida personal”, confiesa.

Ahora que dice estar en la “cumbre de su carrera”, Woolcott nota que como profesional mujer quiere trascender “a través de desarrollar a su equipo”. 

¿Qué síntesis hace de su trayectoria como mujer peruana en una empresa global? Primero, que es necesario tener actitud para “saber mirar y encontrar lo positivo de las experiencias”. Segundo, que hay que aprender a ser resiliente. “Tenemos que aprender de los pequeños o grandes fracaso. Que [esto] no sea algo que nos detenga, sino que nos de esa lección y ese aprendizaje para hacerlo mejor la próxima vez”, remata. 

Úrsula Rodríguez: “El género no define el éxito”

Úrsula Rodríguez, senior director y country head de SMM de AstraZeneca para Perú y Colombia. Foto: AstraZeneca

Úrsula Rodríguez Frías Chávez estudió medicina, pero no tardó en darse cuenta de que los consultorios no eran para ella. Terminando su carrera decidió realizar algunas rotaciones en Estados Unidos para definir su especialidad. Esa experiencia la disuadió. Justamente, entonces se le presentó la oportunidad de comenzar a trabajar en una empresa farmacéutica multinacional como monitora de estudios clínicos, un campo que le apasionó.

En 2007, a sus 24 años, ingresó a la corporación farmacéutica británica AstraZeneca, una de las diez firmas que desarrolló vacunas anticovid-19 y obtuvo la aprobación de la Organización Mundial de la Salud (OMS). 

Desde entonces, la ejecutiva ha creado una carrera ascendente en la compañía. Fue líder local de estudios, coordinadora regional de estudios clínicos y gerente de operaciones clínicas. Pasó de liderar un equipo de 10 personas a 35 en los últimos 2 años (un crecimiento que ocurrió en plena pandemia).

Actualmente, Rodríguez se desempeña como senior director y country head de SMM de AstraZeneca para Perú y Colombia. Desde esta posición, se encarga de asegurar la calidad y adecuada ejecución de los ensayos clínicos en línea con la regulación local e internacional. ¿En qué enfermedades están enfocados? Enfermedades oncológicas, como cáncer de mama, de cuello uterino, pulmón, hepatocarcinoma, etc. También trabaja con patologías cardiovasculares y metabólicas, respiratorias y reumatológicas (como lupus).

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Para Rodríguez, su rol la enfrenta a dos retos puntuales: manejar un equipo remoto y lidiar con los tiempos regulatorios en cada país. Sobre lo primero, reconoce que las similitudes culturales y políticas ayudan. “Por esto, la pandemia no resultó siendo un reto mayor para mí en cuanto al manejo de equipos, ya que de cierta forma un buen porcentaje ya mantenía el trabajo remoto“, observa. Sobre lo segundo, señala que se trata de un desafío sectorial. “Trabajamos con mucho esfuerzo con otros representantes de la industria farmacéutica, para así lograr ser países competitivos en las aprobaciones regulatorias y en la ejecución de los estudios clínicos, y de esa forma, ofrecer alternativas de tratamiento a tantos pacientes que lo necesitan”, dice.

Sobre la brecha de género, la ejecutiva comenta que “nunca” se ha hallado en situaciones de desventaja respecto al resto de sus colegas. “Creo que eso ha sido determinante para saber en qué posición estoy y quiero estar”, asegura. 

Pese a ello, reconoce que lo que sí la ha retado como mujer es la maternidad y el retorno al trabajo. Con 39 años, está casada y es mamá de dos niñas de 3 y 1 año y medio. “Lo importante es saber organizarte en casa y en el trabajo, e identificar a tus pilares de soporte en ambos lados. Finalmente, la maternidad te ayuda a perfeccionar ciertas habilidades y valorar el tiempo de las personas, con lo cual se potencia tu eficiencia“, reflexiona.

¿Qué consejos le da a las mujeres que aspiran a liderar organizaciones a nivel global? Para la ejecutiva, el truco es no ponerse límites, ser constante y perseverante en los objetivos establecidos. “Creo firmemente que el género no define el éxito, sino más bien las habilidades que cada persona logre desarrollar y potenciar, y si trabajan en ellas estoy segura de que lograrán mucho más de lo que se imaginan”, concluye. 

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